RICARDO DE ALVARO

Allí, en la roca de Delfos, bajo la oscura noche y entre las sombras escondido, me gustaría verte, ay, retozona basáride de Dyonisos, mascando hiedra, desatando las cintas de tu pelo, descalzándote. Luego, lo sé, ya de flores coronada, tu éxtasis será el mío cuando resuenen crótalos y címbalos y los agudos gritos de las ménades rasguen en el bosque el primaveral helor del aire. A la luz de las antorchas volarán tus pies. Y arderá mi tirso entre sombras y manos escondido. ¡Evohé, ololygé!

 

Virgiliana. Francisco de Cenzano.